Los Vectores en la TMO: La Ciencia de las Tareas Ordenadas
- Instituto de Gerencia Molecular

- Oct 18
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Por Sergy Morales
Basado en La Teoría Molecular de las Organizaciones.
En el corazón de toda organización —desde una empresa global hasta un pequeño taller local— hay un principio inmutable: toda producción comienza con una tarea. La tarea es el mínimo básico y fundamental del trabajo. Sin tareas no hay acción, y sin acción no hay resultado. Sin embargo, no basta con ejecutar tareas; lo esencial es organizarlas en secuencia, de modo que cada una impulse a la siguiente. Esa es la base de la eficiencia y la esencia de lo que en la Teoría Molecular de las Organizaciones (TMO) denominamos vectores.
Un vector, en la TMO, es una secuencia ordenada de tareas orientadas hacia un resultado específico y predecible. Así como en física un vector tiene dirección, magnitud y sentido, en una organización los vectores definen hacia dónde va el esfuerzo, cuánta energía requiere y con qué propósito se ejecuta. No se trata de una simple lista de actividades, sino de un paquete coherente de acción organizada.
Imaginemos un pequeño empresario que dirige una empresa de limpieza. Cada día, su equipo realiza docenas de tareas: cotizar, preparar materiales, llegar al sitio, ejecutar el servicio, facturar y dar seguimiento. Si estas tareas se ejecutan en secuencia, con orden y repetibilidad, el resultado será predecible: clientes satisfechos, pagos puntuales y una operación estable. Ese resultado estable, repetible y útil es lo que en la TMO llamamos un sólido.
En la Teoría Molecular de las Organizaciones, un sólido es una configuración funcional estable, compuesta por partículas (personas, objetos o datos) que interactúan de manera coordinada a través de vectores de acción. En otras palabras, cuando una secuencia de tareas se ejecuta correctamente, se condensa en un sólido organizacional: una estructura que permanece, que puede ser medida, y que se convierte en base para la siguiente expansión.
Los vectores, entonces, son los paquetes de secuencias ordenadas de tareas que producen esos sólidos. Y cada sólido se transforma, a su vez, en un puente hacia el siguiente vector, permitiendo que la organización avance de forma natural, sin caos ni pérdida de energía. La realización ordenada y continua de vectores es lo que crea, mantiene y expande a toda organización.
La palabra clave en los vectores es disciplina. Como se mencionó en el artículo “La Disciplina: El cimiento silencioso del éxito en los pequeños negocios” (https://rb.gy/0lrh1q), la disciplina es la capacidad de mantener una secuencia sin desviarse, incluso cuando las circunstancias cambian. Es la fuerza invisible que mantiene a los vectores alineados y los convierte en resultados tangibles.
Por ejemplo, un panadero que sigue rigurosamente sus recetas, horarios y estándares logra un producto constante. Un electricista que revisa su inventario, agenda y reportes cada semana crea una rutina sólida. Una empresa que controla sus cotizaciones, entregas y cobros en secuencia tiene flujos de caja predecibles. En todos los casos, el secreto no está en la genialidad, sino en la constancia de los vectores.
En las pequeñas empresas, el control de tareas es poder. Cada acción cuenta, porque el impacto de una tarea mal hecha o no realizada se multiplica. Cuanto más pequeña es la organización, más determinante es cada vector. Por eso, el empresario que domina la secuencia, controla su destino. En última instancia, una organización sólida es simplemente la suma de vectores bien ejecutados.
Artículo aprobado 18 de Octubre del 2025 por:
Comité de publicaciones del MBAI
Dpto. de Documentación
División de Investigación y Desarrollo




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